Para encender la mezcla aire/gasolina en los motores de gasolina es necesaria una chispa, una descarga de un arco eléctrico que ocurre en la bujía, dentro de la cámara de combustión. Para que la tensión eléctrica salte de un electrodo a otro de la bujía se necesita por unos instantes una muy alta tensión, de unos 20.000 a 30.000 voltios (V), los que son producidos por una bobina. La bobina resulta a la vez un elevador, un transformador de tensión y un acumulador de energía eléctrica.
Construcción de un bobina
La bobina básicamente está compuesta por una barra metálica que hace las veces de núcleo, envuelta por un bobinado de cable delgado llamado secundario y de un bobinado primario de menos espiras (vueltas) y de cable más grueso que envuelve al conjunto anterior. El bobinado primario recibe alimentación de la batería o del alternador y la tensión de corriente se interrumpe. Se produce, gracias al núcleo, un voltaje altísimo en el bobinado secundario el cual es descargado a la bujía. Todo este proceso requiere de una precisa sincronización entre el corte de corriente y de conexión de descarga a la bujía necesaria.
Antiguamente, una sola bobina emitía la tensión necesaria a todas las bujías del motor, lo que era dirigido por un distribuidor giratorio. La bobina era históricamente cilíndrica, pero con los adelantos electrónicos se convirtió primero en un bloque cuadrado, y luego en una extensión de cada bujía.
Algunas bobinas actuales conforman un bloque plástico cuya parte superior hace las veces de tapa embellecedora del motor. Este conjunto trae una bobina por cada cilindro, con conexiones directas en cada bujía. En otros autos, las bobinas son individuales y el bloque de conexión es pieza aparte.