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Las tuberías y los latiguillos son los encargados de conducir el líquido de frenos, soportando la presión interna del líquido, además deben de resistir la  agresión medioambiental y otros agentes agresivos del entorno.
 Las tuberías de freno normalmente son tubos de acero y muchas veces  están recubiertas con polímero para resistir la corrosión; usualmente tienen un ánima nominal de 2,5 mm. y un diámetro externo de 4,5 mm. Cada extremo de la tubería está carenado con carena individual o doble para que coincida con el
componente en el que se coloca, y tiene montada una tuerca de tuberías macho o  hembra según sea necesario.


 Los tubos flexibles están construidos en capas, de los que el revestimiento,  ha de ser resistente al aceite mineral, y el externo a partículas duras y daños  producido por piedras, agua, sal y demás contaminantes que puedan existir en la  carretera. El producto que se utiliza es un polímero de mezcla de etileno propileno  dieno (EPDM).
 Se emplea tela de rayón de capas múltiples para las dos capas de refuerzo,  que resisten la presión del tubo flexible. Los tubos flexibles de frenos están  diseñadas para funcionar a una presión de 100 bares, su presión de rotura es unas 5 veces mayor.
La membrana interior del tubo flexible ha de ser resistente al líquido de  frenos. El material empleado es EPDM ya que es muy poco permeable. El  material de la capa interior es de rayón por presentar unas muy buenas cualidades  de resistencia de presión interna. Algunos tubos flexibles tienen fundas de  plástico o acero inoxidable enrollados alrededor de los mismos para dar protección
adicional contra el doblado del tubo en otros componentes.